La vida es el factor que lo impregna todo y, a su vez, lo supera todo
La vida es y actúa como un poder de la materia, y a dicho poder lo denominamos fuerza vital.
En los últimos setenta años, el hombre ha experimentado una explosión en los límites de su mente, gracias a que tanto la psicología como la física han abierto nuevas perspectivas a su compresión de la realidad.
Se ha generado una inmensa fuente de información que expande cada vez más nuestra comprensión de los misterios del universo.
Nuestro enfoque de la medicina y la terapia se ha ampliado y nos ha permitido conocer mucho más profundamente el funcionamiento del cuerpo y la mente como una unidad.
El concepto de la medicina holística reconoce que una persona no debería ser tratada como un conjunto de partes sino como una unidad viviente integrada, y que todos contamos con la capacidad de curar nuestras propias dolencias.
Todos contamos con el potencial para hacer y llegar a ser mucho más de los que somos y hacemos en este momento.
Entre estas innovadoras nociones surge la Técnica Metamórfica, que incorpora la cualidad de la autocuración poniendo en práctica una idea que se ha repetido a lo largo de los siglos. Parece simple y obvio, pero la mente finita tiene dificultades para comprenderlo: La vida es la gran sanadora.
La vida es creación, y de la creación surge el movimiento: el movimiento es cambio, y es la fuerza vital la que sustenta este cambio dentro de los diversos ciclos de la existencia, ya se trate de un árbol, un planeta o un ser humano. Ningún estado es permanente, por lento que sea, siempre está experimentando un cambio.
Podemos establecer una comparación entre la vida y el agua, un fluido capaz de adoptar forma de hielo, vapor, río o mar. Entre todas sus formas, existe una continuidad a muchos niveles diferentes (molecular, atómico, etc.); pero, sin embargo, es posible que, en el río que fluye corriente abajo, las aguas se encuentren con ciertos obstáculos, como piedras o ramas. De todos modos, la realidad del río siempre existe, más allá de las piedras, y el potencial de cambio continúa presente, por encima de cualquier obstáculo.
Idéntica situación experimentan nuestro movimiento y nuestra capacidad de cambio: a pesar de los obstáculos que puedan surgir, la fuerza de la vida siempre espera para transportarnos a un estado superior de libertad.
En la naturaleza, la bellota se convierte en roble y la oruga experimenta una metamorfosis que la transforma en mariposa.
Extraído del libro La Técnica Metamórfica de Gaston Saint-Pierre
©Derechos de autor. Todos los derechos reservados.
Necesitamos su consentimiento para cargar las traducciones
Utilizamos un servicio de terceros para traducir el contenido del sitio web que puede recopilar datos sobre su actividad. Por favor revise los detalles en la política de privacidad y acepte el servicio para ver las traducciones.